Es jueves, los docentes discuten la propuesta del gobierno.
El triunfo esta sellado, solo se discute si se gana tres a cero y se juega para los costados para no humillar o se sigue alimentando a los delanteros para que lleven a 7 la chapa.
El triunfo es un hecho. Se ganó en reconocerse, en dignificarse, en movilización, en conciencia y los hinchas nos rompemos las manos en aplausos.
Pero las mujeres que luchan nos enamoran y desde un humilde programa de FM Abril, proclamamos a Silvia como la mujer del año, de arbitrarios que somos.
Silvia es la maestra del pingüino.
Solo el Menchi Sabat que editorializaba desde su viñeta lo que callaba la nota central de los domingos dictatoriales de Clarín, compendió en pocos trazos un análisis de coyuntura tan certero.
El pingüino fue maestro en lucha, patotero, el pingüino de Batman y Batman también, fue las curitas de la Operación Margarita Mártir, la conspiración berreta del Chino Zannini, la libertad, llevó la venda parcial de la justicia colonizada del feudo, fue Gendarme represor, fue policía represor, fue municipal herido y un Kirchner garroteador con zanahorias en la mano.
Fue la alegría de acertar la caracterización del bicho embalsamado, era la corroboración de que se vibraba en el mismo tono.
Lo buscaron los camarógrafos y reporteros de todo el país sin saberlo leer, les faltaban noches de carpa de plástico con 5 grados bajo cero y aguanieve, les faltaban 20 años de vida en Gallegos.
El pingüino fue el símbolo de la lucha y junto al perro con collar verde sin nombre (por respeto ganado), bailando con los redoblantes desde que ATE Salud, abrió el camino hace como un año, fueron la referencia.
Y el pingüino marchó incansable, cada día con nueva ropita hasta que llegue la última la de “hasta la victoria siempre” que proclamaron las gargantas, la que lo vista del triunfo popular en el mejor museo que recuerde las luchas de los trabajadores.
Y en el cielo de los pingüinos de Magallanes, será proclamado como Santo y para los corruptos gobernantes de Santa Cruz será como San Gennaro, con sangre que vuelve a correr en las venas, cada vez que no se escuche al pueblo.
A cada corrupto el pingüino le gritó el maravilloso “fuera, fuera. Fuera, fuera, fuera.
Pero Silvia, que lo vistió para cada ocasión y nos dio una clase diaria es, para nosotros, la mujer del año.
Eterna gloria a las docentes de Santa Cruz, por mujeres en lucha, por inteligencia, por aguante, por maestras.
jueves, 17 de mayo de 2007
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