Raúl Cantin, el primer veto.
Cuando la administración Roquel sucumbió sin dar pelea a la prepotencia impúdica de la tropa conducida en el campo de batalla por el concejal Gómez y anunciada en el saqueo que llevaron adelante el tandem Aburto-Villafañe, el punto de encuentro y equilibrio se encontró en el presidente del concejo.
Cantín anunció a su familia la segura postulación a la intendencia, reforzada por la decisión de dar la pelea interna a un okupa que relamía heridas en una habitación de su refugio galleguense.
“Chiquito” Arnold todavía soñaba con convencer a Kirchner de abrir la Ley de Lemas para el juego grande y lo imaginaba a Cantín como la pata galleguense de su fórmula, como Vice o como Intendente.
Más allá de sus bondades o deméritos como candidato, lo importante de Cantín está en las sombras,
Y en las sombras esta el que puede aportar los monederos pesados para una campaña que sobrepase a la del aparato K.
Báez, de los Gotti aprendió, que las manos deben ir a los bolsillos con todos los candidatos con posibilidades, después de todo, serán ellos quienes les abran las puertas a los grandes negocios de las licitaciones.
La relación familiar de Lázaro Báez esta reforzada por la pareja estrella de la constructora y sus derivaciones, Fernando Butti y Andrea Daniela Cantín, la hija del candidato.
El matrimonio controla las cuentas de Austral y pone su nombre a algunas empresas del conglomerado Báez.
Por su intermedio Cantín supo que si jugaba por afuera de la estructura ningún cobre llegaría al jefe de finanzas de la campaña y la orden provenía de Kirchner.
Y así Arnold reconoció, que el beso propinado al Presidente cuando Acevedo se batía en retirada, tenía el mismo sabor y el mismo valor que los entregados en tantas noches furtivas, cargadas de promesas a un amor pagado.
El candidato a Intendente prefirió el calor de la pesada estructura del amo del feudo y ahora debe pensar en como va a justificar que una hipotética administración Cantín no favorecerá, aún más, a sus familiares proveedores del Estado.
Cuando la administración Roquel sucumbió sin dar pelea a la prepotencia impúdica de la tropa conducida en el campo de batalla por el concejal Gómez y anunciada en el saqueo que llevaron adelante el tandem Aburto-Villafañe, el punto de encuentro y equilibrio se encontró en el presidente del concejo.
Cantín anunció a su familia la segura postulación a la intendencia, reforzada por la decisión de dar la pelea interna a un okupa que relamía heridas en una habitación de su refugio galleguense.
“Chiquito” Arnold todavía soñaba con convencer a Kirchner de abrir la Ley de Lemas para el juego grande y lo imaginaba a Cantín como la pata galleguense de su fórmula, como Vice o como Intendente.
Más allá de sus bondades o deméritos como candidato, lo importante de Cantín está en las sombras,
Y en las sombras esta el que puede aportar los monederos pesados para una campaña que sobrepase a la del aparato K.
Báez, de los Gotti aprendió, que las manos deben ir a los bolsillos con todos los candidatos con posibilidades, después de todo, serán ellos quienes les abran las puertas a los grandes negocios de las licitaciones.
La relación familiar de Lázaro Báez esta reforzada por la pareja estrella de la constructora y sus derivaciones, Fernando Butti y Andrea Daniela Cantín, la hija del candidato.
El matrimonio controla las cuentas de Austral y pone su nombre a algunas empresas del conglomerado Báez.
Por su intermedio Cantín supo que si jugaba por afuera de la estructura ningún cobre llegaría al jefe de finanzas de la campaña y la orden provenía de Kirchner.
Y así Arnold reconoció, que el beso propinado al Presidente cuando Acevedo se batía en retirada, tenía el mismo sabor y el mismo valor que los entregados en tantas noches furtivas, cargadas de promesas a un amor pagado.
El candidato a Intendente prefirió el calor de la pesada estructura del amo del feudo y ahora debe pensar en como va a justificar que una hipotética administración Cantín no favorecerá, aún más, a sus familiares proveedores del Estado.